Hay que joderse que cuanto más pobre es uno más le suben el precio de la felicidad. Incluso la gente comienza a comportarse como los bancos y trata de cobrarte la comisión de mantenimiento por haber abierto algún día una cuenta en su sucursal aunque tu nivel de rentas esté ya un tiempo totalmente a cero. “No contribuyes a enriquecer mi ego, por lo tanto, vales menos de lo que eres”, y te lo tratan de recortar de la dignidad.
De nada sirve que quieras conseguir a crédito alguna de aquellas sonrisas o aquel poco de paciencia que en tiempos de relativo provecho invertiste esperando recuperarlos cuando fuera necesario. “Transacción denegada”, el interés es/era tan bajo…
Si no puedes invitar al café o envolver en determinadas fechas estupideces tangibles en papel de regalo tus sentimientos se devalúan hasta apenas tener valor. Querer ya no es poder, pudiendo se quiere y se hace el querer.
Huchas de carne para abalorios de ego, condenas mismas son.
4/2/09
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